“Maestro, ¿qué piensa del
dinero?”, preguntó el
discípulo.
“Mira a la ventana”,
le dijo el maestro, ¿qué
ves?”
“Veo una mujer con un
niño, una carroza tirada
por dos caballos y una persona que va
al mer-
cado”.
“Bien. Ahora mira al espejo. ¿Qué
ves?”
“¿Qué quiere que vea? Me veo a mí
mismo,
naturalmente.
“Ahora piensa: la ventana está
hecha de vidrio,
lo mismo que el espejo. Basta una
pequeñísima
capa de plata por detrás del vidrio para que
el
hombre sólo se vea a sí mismo”.
Bruno Ferrero. “La
silla vacía...”, p.57
No hay comentarios:
Publicar un comentario