Un príncipe oriental, para dar una lección a sus
súbditos sobre la búsqueda de Dios, hizo reunir
un día a muchos ciegos. Después ordenó que
se les mostrase el mayor de sus elefantes sin
decirles qué animal tenían delante. Cada ciego
se acercó al elefante y le tocaron en diversas
partes de su cuerpo. Al final el príncipe preguntó
qué había palpado cada uno.
El que había tocado las piernas dijo que un
tronco arrugado de un árbol.
El que había tocado la trompa, una gruesa rama
nudosa. El que había tocado la cola, una ser-
piente desconocida. Un muro, dijo el que había
tocado el vientre. Una pequeña colina, el que
había tocado el lomo.
Como no se ponían de acuerdo entre ellos,
comenzaron a discutir. El príncipe interrumpió la
discusión:
- Esta pequeña muestra os hacer ver cómo de
las grandes cosas conocemos muy poco, y de
Dios casi nada.
Parábola hindû
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