viernes, 26 de noviembre de 2021

Abducciones militares. (última entrega)

 

 


 

En 1990 varios investigadores lograron que algunos perros permanecieran cerca de horas respirando en un medio líquido. A pesar de que se vieron afectados por algunas complicaciones, una vez concluido el experimento sobrevivieron sin ninguna dificultad.

En bastantes ocasiones los pretendidos abducidos por extraterrestres, como ya recordamos anteriormente, recuerdan la presencia de seres humanos con batas blancas o militares durante su secuestro. Uno de los casos más significativos es el de Debbie Jordan, no por el suceso en sí, sino porque es uno de los testidos estrella de Intrusos, el best-seller de Budd Hopkins, que pretende demostrar que miles de personas están siendo secuestradas por una raza de alienígenas. Debbie recuerda que en una ocasión fue llevada a una especie de hospital, donde fue examinada por un médico que le extrajo un implante del interior de su oído. Hopkins, durante una charla en Los Angeles, recordó un extraño caso en el que el abducido fue amenazado por los alienígenas para que disparara contra otra persona que estaba atado a una silla. Lo curioso es que no se trataba de un arma de rayos láser o algo por el estilo, sino de un vulgar revólver. Finalmente el abducido no disparó y los supuestos extraterrestres tampoco cumplieron sus amenazas. El ufólogo Martín Cannon investigó a una testigo a la que los supuestos extraterrestres le dieron un arma que tendría que utilizar en una determinada acción cuando en su mente recibiera una clave post-hipnótica. Curiosamente, uno de los objetivos fundamentales del proyecto MK-ULTRA y otros similares consistía en averiguar si podía usarse la hipnosis o cualquier otra técnica de control mental para inducir a un determinado “agente durmiente” a cometer un asesinato. Cannon tuvo la ocasión de seguir la pista de otro interesante suceso de abducción: una mujer, supuestamente raptada por seres de otro mundo, recordó haber sido llevada en uno de los secuestros a una casa de Los Angeles. El investigador pudo averiguar que en el inmueble vivía un científico implicado en experimentos clandestinos de control mental. La conocida ufóloga británica Jenny Randles entrevistó a una mujer llamada Mary que aseguraba haber sido raptada y sometida a un minucioso reconocimiento por una serie de individuos que parecían médicos. Posteriormente estos individuos usaron una serie de técnicas hipnóticas con ella para inundar su mente con imágenes que según se le dijo entendería en el futuro. Mary pudo escuchar como uno de sus “examinadores” dijo en un tono divertido: “Creerán que son platillos voladores”.

Algunos de los experimentos desarrollados por la CIA dentro del proyecto MK-ULTRA y otros posteriores, como ya hemos dicho, se dirigían a estudiar cómo los sonidos, los colores o las imágenes de contenido agradable o desagradable podían influir en el cerebro de un individuo. Como es habitual, los extraterrestres también practicaban con los abducidos este tipo de experimentos. El investigador y ufólogo David M. Jacobs escribe en su libro Vida Secreta que “las víctimas –según él de los extraterrestres- han informado también de procedimientos en los que se les ha colocado aparatos en la cabeza o entorno a la misma. Algunos de estos artilugios parece que obligan a mover los músculos mayores de brazos y piernas. Otros hacen que la víctima vea colores vivos y figuras geométricas”. Jacobs tampoco se explica por qué los alienígenas suelen mostrar a los abducidos en una pantalla imágenes terribles de guerras y destrucciones en las que muchas veces aparecen personas que el abducido conoce, y en secuestros posteriores le muestran al mismo individuo imágenes agradables, románticas o de contenido sexual. El abducido Steve Thompson asegura que los alienígenas le colocaron un artefacto en la cabeza.

No hay comentarios: