lunes, 19 de julio de 2021

Los Anunnaki: ¿Quiénes fueron estos misteriosos seres de la mitología sumeria?

 

 



La era moderna ha sido testigo de un increíble aumento en la popularidad de todo tipo de publicaciones en los medios de comunicación sobre la mitología de la antigua Mesopotamia. Impulsando esta creciente tendencia están los escritos de varios investigadores que proponen conexiones entre los diversos ciclos de los mitos sumerios y la teoría de que la raza humana fue diseñada o creada por un grupo de seres extraterrestres. Conocida como Teoría de los antiguos astronautas, esta hipótesis está basada en gran medida en las traducciones de tablillas cuneiformes supuestamente realizadas por Zecharia Sitchin, cuya serie de libros Cronicas de la Tierra constituye la base sobre la cual se ha construido la «iglesia» moderna de los dioses alienígenas.

En la narrativa de Sitchin es esencial un grupo de seres míticos conocido como los Anunnaki, de quienes Stichin afirma que cruzaron su propio ADN con el del Homo erectus para crear la humanidad —con la intención de utilizar a los seres humanos como esclavos para extraer oro y otros minerales de las minas. Hoy en día, estos Anunnaki son considerados a menudo el equivalente del Dios creador del Antiguo Testamento.

Pero, ¿qué dicen realmente los textos cuneiformes sobre los Anunnaki y otros seres míticos? ¿Cómo encaja la versión de estos seres y sus actividades presentada en los medios partidarios de la «Teoría de los antiguos astronautas» con su representación real en el mundo antiguo?

Sangre real

Para empezar, Anunnaki se traduce como «sangre real» o «semilla de Anu», no como «los que descendieron» ni como «aquellos que llegaron del cielo a la tierra», como muchas fuentes modernas afirman. Los Anunnaki son «las deidades sumerias del antiguo tiempo primordial;» un panteón de dioses hijos del dios del cielo Anu y su hermana, Ki.

Significativamente, algunos estudiosos han llegado a darse cuenta de que los Anunnaki deberían ser considerados más apropiadamente semidioses o seres semi-divinos. Al parecer, la hermana de Anu, Ki, no era considerada originalmente una deidad, y solamente alcanzó el estatus de diosa mucho más tarde en la historia del ciclo mitológico.

Como explica William Klauser:

«Algunas autoridades se preguntan si Ki era considerada una deidad, ya que no existe evidencia de un culto y el nombre aparece sólo en un número limitado de textos sumerios sobre la creación. Samuel Noah Kramer identifica a Ki con la diosa madre sumeria Ninhursag, y afirma que eran originalmente la misma figura. Ella se convirtió más tarde en la diosa babilonia y acadia Antu, consorte del dios Anu (del sumerio An).»

Esencialmente, esto significaría que los Anunnaki nacieron de la unión entre un dios del cielo y una mujer mortal, que más tarde sería deificada en la tradición mitológica.

Del polvo al polvo

Además, «Ki» es el símbolo sumerio para «tierra», y la consorte de Anu es considerada en ocasiones la personificación de la propia Tierra. Este hecho es similar a la tradición bíblica, donde los mortales fueron creados a partir del polvo de la tierra (Génesis 2,7). El concepto de un grupo de seres semi-divinos nacidos de mujeres mortales es muy similar a las tradiciones bíblica y extra-bíblica de los Nefilim. Uno de los textos antiguos más profusamente referenciados que describe a los Nefilim es el extra-bíblico Libro de Enoc, atribuido al patriarca Enoc, hijo de Jared y padre de Matusalén. El libro de Enoc es considerado un texto apócrifo en nuestros días, y es rechazado por la mayoría de los sistemas teológicos dominantes, aunque no siempre ha sido así. Muchos de los primeros Padres de la iglesia, como Atenágoras, Clemente de Alejandría, Ireneo y Tertuliano aceptaban este libro como escritura sagrada, y se han encontrado fragmentos de 10 copias en arameo del Libro de Enoc entre los rollos del Mar Muerto. Enoc también es citado en la bíblica Epístola de Judas, y se ha estimado que hay varios cientos de referencias más en todo el Nuevo Testamento.

Los hijos de Dios y las hijas de los hombres

Los pasajes más famosos del Libro de Enoc incluyen una descripción detallada de ciertos acontecimientos anteriores al Diluvio registrado en la Biblia (especialmente el capítulo 6 del Génesis, versículos 1-4). Según el Libro de Enoc, un grupo de 200 ángeles caídos conocidos como Los Vigilantes, encabezados por un individuo llamado Semyaza (o Semjaza) descendieron sobre el monte Hermón, donde formularon el juramento de engendrar linajes con las mujeres humanas. Todos ellos «tomaron para sí esposas, y cada cual eligió una para sí, empezaron a llegarse a ellas y a corromperse con ellas», una unión que dio como resultado el nacimiento de «grandes gigantes». Estos gigantes finalmente «consumieron todos los bienes de los hombres», y «cuando los hombres ya no pudieron mantenerles, los gigantes se volvieron contra ellos y devoraron a la humanidad.» (Libro de Enoc, Cap. 6-7). Estas actividades provocan la intervención de Dios, quien maldice a los gigantes para que se hagan la guerra los unos a los otros «para que pudieran destruirse unos a otros en batalla» y envía a los arcángeles a encadenar a sus líderes Vigilantes «en los valles de la Tierra”. (Libro de Enoc, 10). Como es bien sabido hoy en día, los textos hebreos se refieren a estos poderosos Vigilantes como los Nefilim.

(continuará)

Año Cero 

No hay comentarios: