martes, 15 de junio de 2021

Ser íntegro es saberse uno con el universo

 


¿Qué es vivir sino una adaptación constante? Lo que entendemos por “vida” es otra dimensión. Por eso respondió Malraux a De Gaulle, cuando este le preguntó cómo podría consolarse por la muerte de su único hijo, ya que el Ministro de Cultura era agnóstico, “Puede que la vida no tenga sentido, mi General, pero tiene que tener sentido vivir”, aquí y ahora.

Es esta adaptación a las cosas y situaciones como son en sí lo que influye en el proceso de sanación, y en la superación hasta límites hasta entonces no imaginados. Aunque nuestros cuerpos sean completos están cambiando de forma continuada (ni una célula nuestra ha estado en el seno de nuestra madre) y se encuentran inmersos en un todo mayor, llámesele entorno, ambiente, planeta o universo. Por eso la salud constituye un proceso dinámico. No es un estado fijo que se nos da y al que nos sujetamos. Recordemos, e pur si mueve. Cuando a Galileo le exigían que se retractase de que la Tierra no era el centro del universo, suplicó a los cardenales que le presionaban para que refutase una afirmación que iba “¡contra la Palabra de Dios en la Biblia!”: “No les pido que me crean, sólo que miren por este telescopio”. A lo que respondieron ¡Lejos de nosotros mirar por ese instrumento! Eso significaría poner en duda nuestra Fe”.

La idea de integridad no sólo se encuentra en el significado de las palabras salud y sanación, sino que forma parte del significado profundo de las palabras meditación y medicina. Según el físico David Bohm, que sostiene que la integridad es una propiedad fundamental de la naturaleza, medicina y meditación provienen del latín mederi, que significa “curar”, restablecer, recuperar el orden.

Aunque parezca que no tiene mucho que ver el concepto de medición con meditación o medicina, en su sentido más corriente pero, aquí viene la semántica a echarnos una mano, aunque yo me iría derecho a la régula áurea pitagórica de la proporción; porque las cosas no son hermosas por parecerse a un canon externo sino por ser proporcionadas.  ¿Acaso no son pulchrae, hermosas, las pirámides de Egipto, la Venus de Milo, la catedral de Chartres, o el Pórtico de la Gloria del Maestro Mateo? ¿Y en qué se parecen? En que son proporcionadas, como La Pietà de Miguel Ángel, su Moisés, o el rostro de un bebé dormido o de una niña sonriendo, o el Gran Cañón, el Sahara, las cataratas del Niágara, Iguazú o Victoria en el Zambeze. ¿Y acaso el cráter del Gorongoro no ha sido calificado como una extravagancia bellísima de la naturaleza antes de conducirnos a las llanuras sin fin del Serengueti?

David Bohm dice “todas las cosas tienen su propia media interna correcta” que las hace ser lo que son. Vista desde este prisma la medicina es la ciencia para restaurar la medida interna correcta cuando ha sido perturbada por enfermedad o lesión. Recordemos la definición de la OMS desde 1948: “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.

Pues lo mismo sucede con los trascendentales o universales Unum Verum, Bonum et Pulchrum convertuntur: “Lo que es Uno es Verdadero, es Bueno y Hermoso; por eso son intercambiables, o facetas de una misma realidad.

Meditación es el proceso de percibir de forma directa la medida interna correcta de uno mismo… en el cosmos, en el todo y en el uno en expansión incesante.

Grandes cerebros se han visto preocupados por la idea de integridad y cómo realizarla en la vida diaria. Carl Jung escribió: La integridad ha ocupado las mentes más preclaras de Oriente durante más de tres mil años, porque no se puede obviar la aportación india, Uppanishads, Vedanta, el inmortal Baggavadhad Gita. Jung entendió la relación que existe entre la meditación y la ólo que miren por este telescopio”. A lo que respondieron ¡Lejos de nosotros mirar por ese instrumento! Eso significaría poner en duda nuestra Fe”.

La idea de integridad no sólo se encuentra en el significado de las palabras salud y sanación, sino que forma parte del significado profundo de las palabras meditación y medicina. Según el físico David Bohm, que sostiene que la integridad es una propiedad fundamental de la naturaleza, medicina y meditación provienen del latín mederi, que significa “curar”, restablecer, recuperar el orden.

Aunque parezca que no tiene mucho que ver el concepto de medición con meditación o medicina, en su sentido más corriente pero, aquí viene la semántica a echarnos una mano, aunque yo me iría derecho a la régula áurea pitagórica de la proporción; porque las cosas no son hermosas por parecerse a un canon externo sino por ser proporcionadas.  ¿Acaso no son pulchrae, hermosas, las pirámides de Egipto, la Venus de Milo, la catedral de Chartres, o el Pórtico de la Gloria del Maestro Mateo? ¿Y en qué se parecen? En que son proporcionadas, como La Pietà de Miguel Ángel, su Moisés, o el rostro de un bebé dormido o de una niña sonriendo, o el Gran Cañón, el Sahara, las cataratas del Niágara, Iguazú o Victoria en el Zambeze. ¿Y acaso el cráter del Gorongoro no ha sido calificado como una extravagancia bellísima de la naturaleza antes de conducirnos a las llanuras sin fin del Serengueti?

David Bohm dice “todas las cosas tienen su propia media interna correcta” que las hace ser lo que son. Vista desde este prisma la medicina es la ciencia para restaurar la medida interna correcta cuando ha sido perturbada por enfermedad o lesión. Recordemos la definición de la OMS desde 1948: “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.

Pues lo mismo sucede con los trascendentales o universales Unum Verum, Bonum et Pulchrum convertuntur: “Lo que es Uno es Verdadero, es Bueno y Hermoso; por eso son intercambiables, o facetas de una misma realidad.

Meditación es el proceso de percibir de forma directa la medida interna correcta de uno mismo… en el cosmos, en el todo y en el uno en expansión incesante.

Grandes cerebros se han visto preocupados por la idea de integridad y cómo realizarla en la vida diaria. Carl Jung escribió: La integridad ha ocupado las mentes más preclaras de Oriente durante más de tres mil años, porque no se puede obviar la aportación india, Uppanishads, Vedanta, el inmortal Baggavadhad Gita. Jung entendió la relación que existe entre la meditación y la realización de la integridad.

 

Profesor Emérito de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) Director del Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS)

Ecoportal

José Carlos García Fajardo ,

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