“Es un momento cósmico el que atravesamos, muy importante también y muy especial porque
eso se da una vez cada miles de años.
Y estos momentos son de preparación, claro está. Muchas mentes aún no se han dado cuenta.
No perciben ese estado energético y sus inquietudes están ahogadas en un mundo de confusión, de
dispersión, de idolatría. Pero sin duda alguna, la contaminación de pensamientos como los que
estamos expresando, va a invadir poco a poco espacios tridimensionales de pensamiento. Y poco a
poco esa energía va a ir remodelando ciertos arquetipos y lógicamente redundará en una
participación masiva.
He comentado muchas veces ya, que se espera una decantación de la masa crítica en este
planeta. Lo suficientemente amplia como para hacer prevalecer unas primeras instituciones de lo que
van a ser las sociedades armónicas. Y esto, en realidad, significa que el pensamiento libre, el
pensamiento intuitivo, el creativo, la hermandad y el amor en su conjunto, traerá una era de luz y
esplendor. Y eso ayudará a la participación cósmica.
El universo será uno en cuanto a pensamiento humano. Claro está, respetando
convenientemente las diferentes vibraciones y la propia experimentación de los individuos, pero estos
se sentirán por primera vez libres”. (018)
“Es un mundo maravilloso, es un mundo en el que el ser humano podrá crear a su antojo.
Podrá instaurar sus propias sociedades armónicas, sus paisajes, sus modelos de participación social.
Creará sus propias necesidades y las creará en base a sus necesidades espirituales.
Establecerá un compromiso consigo mismo y autenticará lo que es la solución final para el
equilibrio absoluto entre el ego y el espíritu. Esto significa una mayor participación cósmica, un
sentido creativo de la persona en función de sus posibilidades y capacidades.
El hombre será portador de la verdad absoluta y deberá responsabilizarse de ello.
Abandonará este sentimiento abiótico que le limita, y le abrirá a nuevos horizontes cósmicos.
Esto significa que el hombre será portador de la verdad absoluta y deberá responsabilizarse de ello.
Claro está, esa responsabilidad le obligará a un mayor esfuerzo y sacrificio, pero sin duda
alguna, dispondrá de los elementos necesarios como para equilibrar constantemente su pensamiento
y sus deseos.
Y en este punto, el hombre será cocreador y podrá participar en otros mundos, y crear dichas
posibilidades en otros mundos y se ocupará también de ayudar a otros hermanos, seres humanos de
niveles inferiores en su proceso evolutivo. Y llegará a corresponderse con esta sabia fórmula del amor
que inunda todo el espacio visible e invisible y participará como un eslabón más de forma activa en el
desenvolvimiento de la cadena holográfica.
La conciencia colectiva se vive como unidad. Ahora bien, para facilitar el progreso físico de
nuestros cuerpos, porque nuestros cuerpos disponen también de materia, y facilitar al mismo tiempo
la tridimensionalidad, aceptamos el juego de los sentidos. Pero fijaros que es muy diferente aceptar el
juego de los sentidos que acatarlo. Nosotros entramos dentro de ese mundo ilusorio de manifestación
tridimensional, en nuestro nivel vibratorio, y lo aceptamos como una necesidad vital, para
experimentar la materia. Pero somos conscientes de que formamos parte de ese Absoluto. Claro, en
ese punto necesariamente tenemos que vernos, todos nosotros, en nuestra sociedad, como
hermanos, que esto significa ser lo mismo. Por lo tanto ese sentimiento de apego hacia los hijos, hacia
los padres, hacia los abuelos, hacia el modelo de patria, de sociedad, de planeta, eso lógicamente no
lo tenemos, porque hemos trascendido ese punto. Y por eso nuestras sociedades armónicas son tan
perfectas y funcionan tan activamente. Porque no tenemos nada que nos haga sentir indi viduales.
Formamos parte de una unidad, sea la que sea, que hace que nos sintamos hermanos
verdaderamente. Como he dicho antes, nuestra civilización alcanza esos niveles vibratorios y
extrapola su pensamiento hacia cualquier alternancia con el mundo, con el universo, porque hemos
comprendido ya de una vez por todas que no somos individualidades, y que estamos limitados al
mundo tridimensional. Y por eso nuestra mente nos permite ciertas extrapolaciones y esos viajes a
través del espacio-tiempo. Penetrar en vuestro tiempo y permanecer en vuestro tiempo, aquí y ahora,
y por eso ese tiempo nos permite ahora hablar de unidad y de hermandad. Pero también nos limita
este espacio a refrendaros únicamente la ilusión de un mundo compuesto de hermandad, que
solamente comprenderéis cuando en realidad os sintáis hermanos de verdad”
(GRUPO TSEYOR)
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