jueves, 5 de noviembre de 2020

EL VIAJE ASTRAL

 





El ser humano tiene además de su cuerpo físico, seis otros vehículos aunque sutiles. Uno de ellos es el cuerpo astral, vehículo de las emociones y los deseos, unido al cuerpo físico a través de un cordón umbilical de energía que se conoce como el “Cordón de Plata”, y que se quiebra cuando uno muere. Precisamente en la Biblia en Eclesiastés 12,6 dice: “...antes que se rompa el cordón de plata”, haciendo referencia a la muerte.


Durante el sueño siempre nos desdoblamos, desprendiéndonos del cuerpo físico y viviendo experiencias en la dimensión del astral. Todos los sueños son viajes astrales, pero no todos los viajes astrales son sueños. Uno puede desdoblarse sin estar durmiendo, bastará con una relajación profunda.


Si estamos en buenas condiciones de salud la experiencia astral consciente no trae ninguna dificultad. Y para ésta práctica se recomienda que estemos con el estómago libre de procesos de digestión, por ello es aconsejable realizar el ejercicio antes de ingerir alimentos o por lo menos dos horas después de haberlo hecho.


El viaje astral como decíamos es algo que naturalmente y de manera espontánea realizamos todos las noches durante el sueño. El esfuerzo que debemos desplegar en éste sentido ,es estar completamente conscientes, y efectuarlo después de nuestras meditaciones, con el ejercicio de nuestra voluntad que debe haberse visto fortalecida por la disciplina interior, que venimos asimilando de prácticas anteriores (respiración, protección, relajación, concentración y meditación). Todo proceso de crecimiento interior apunta hacia el afloramiento natural de capacidades que son parte de nuestra naturaleza, y que nos permitirán ampliar nuestra capacidad de amor en el servicio, porque descubriremos que vivimos en un universo sin límites, y que el único límite es nuestra ignorancia y nuestros miedos, a los que muchas veces nos aferramos.


El viaje astral es ingresar en otra realidad , una realidad interna y manifestación de otro plano de experiencias, que están reservadas para el ser humano.


Recordemos que antes de nacer, estamos en el mundo astral, durante el sueño volvemos al astral y al fallecer regresamos allí; tendríamos que pensar entonces ¿cuál de los planos de existencia es más real? ¿en cuál pasamos más tiempo ,en el astral o en el físico? Como la respuesta es evidente, tenerlos entonces que reflexionar por qué solemos olvidar aquel otro plano de vida que resulta más real que el físico. Y es que el recordar los sueños es señal de madurez, y parte del proceso de expansión de conciencia; así como por las mañanas nos despertamos, y luego nos levantamos de la cama, igualmente se requiere que despertemos conciencia a todo el universo de posibilidades que nos rodea. Debemos reaccionar y abrir los ojos a una realidad que, porque no la terminamos de percibimos aun, no deja de existir, de manifestarse y de actuar influyendo nuestro mundo material.


Antes de iniciar la aventura del viaje astral consciente deberemos superar todos los temores. Nada malo puede pasar que nosotros no lo permitamos. El miedo es la puerta por la que llegan todas las acechanzas y peligros. Si uno sabe que está protegido (recordemos la existencia de nuestra Aura), protegido esta . Dejemos paso a la convicción, y la seguridad de que tenemos la protección de entidades superiores, entre quienes se cuentan los hermanos guías extraterrestres , así como otros seres que siendo espirituales nos librarán del acecho de entidades bajas astrales; que siempre existen y pululan en esos planos, buscando introducirse en el cuerpo de los encarnados. Pero el peligro real es nuestra inseguridad, nuestro propio miedo .

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