miércoles, 11 de noviembre de 2020

La mecánica cuántica ha de transformar la religiosidad

 


En 2014, la Editorial Abya Yala publicaba en español “Quantum Theology”, obra que recoge las ideas del sacerdote católico irlandés Diarmuid O´Murchu. O´Murchu entiende que, si el mundo es como dice la Nueva Física, el ser humano religioso ha de entender su religiosidad de una forma nueva, en la que debe predominar la vinculación con el Todo, el universo, la vida, la comunidad humana y religiosa; y un Dios que constituye la última esencia holística del universo. Por Gonzalo Haya.


Durante muchos siglos la imagen del mundo físico en la ciencia estuvo dominada por lo que se conoce como la mecánica clásica. Conducía a una imagen determinista y mecánica del universo. El universo era un clock work, una portentosa obra de relojería.
 
Sin embargo, desde los descubrimientos y los constructos teóricos que comenzaron a proponerse a principios del siglo XX, la imagen del mundo físico comenzó a cambiar radicalmente: se pasó del fraccionamiento de las partículas unidas por cadenas causa-efecto, que producían la imagen de un sistema desintegrado y ciego (mecánica clásica), a un universo concebido como un inmenso campo unitario donde los objetos y seres individuales que lo conforman pertenecen a un todo superior que los integra.
 
Para Diarmuit  O'Murchuesta nueva imagen del universo lleva a una nueva idea de la religión en que predomina la vivencia holística de la inmersión en la Divinidad, la vinculación al todo superando las diferencias, la solidaridad interhumana, y en último término a la vivencia del amor, entendido como la fuerza de Dios, que ha querido estar unido al cosmos, y la fuerza que da sentido a la vida de los hombres por su unión a la naturaleza, a los demás hombres y a Dios.

Quizás el título de la obra de Diarmuid O´Murchu pueda sonar un poco exagerado. Pero no es snobismo. Nuestros conceptos son abstracciones obtenidas de la experiencia del mundo que nos rodea; si nuestra experiencia del mundo cambia, también cambiarán los conceptos con los que elaboramos la interpretación de nuestra experiencia espiritual.
 
La física cuántica está cambiando nuestra comprensión de los últimos elementos de la realidad, aunque todavía no llega a explicar las experiencias más habituales del macrocosmos. Pero la última realidad es precisamente el objeto de la metafísica y de la experiencia espiritual, por eso la teología cuántica se inspira en la nueva física, y encuentra mejor explicación que en la física mecanicista de siglos pasados. Esta sería en el fondo la justificación que ofrece O’Murchu para esta tendencia que denomina como Teología cuántica.
 
No creo que esta teología cuántica sea consecuencia lógica de los principios de la teoría cuántica. Ni la ciencia ni la mecánica cuántica llevan por sí mismas a una teología cuántica. Sin embargo, es legítimo, fuera de la ciencia, encuentrae en ella una explicación o soporte para interpretar la experiencia espiritual. O’Murchu incluso invita a estimular la imaginación para descubrir nuevas posibilidades en la comprensión del Misterio que nos sobrepasa.
 

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