miércoles, 3 de abril de 2019

Sonidos curativos (2ªparte)

Un aspecto muy importante a tener en cuenta y que incide el Sr. Emoto en “El
poder curativo del agua” ed. Obelisco, “...el cuerpo humano está constituido por el 70
% de agua....El sonido es vibración; el agua, pues, es capaz de reaccionar a
vibraciones y de almacenarlas a su manera, muy específica“. El Dr. Emoto ha realizado
sus pruebas con música clásica, música actual, pasando por cantos gregorianos y
recitaciones de sutras budistas. Sostiene que se ha demostrado que algunas piezas
musicales refuerzan el sistema inmunitario.
Uno de sus experimentos fue exponer muestras de agua destilada frente a dos
altavoces donde sonaba las 4 estaciones de Vivaldi. Una vez congeladas muestras de
este agua y fotografiadas con un microscopio de alta resolución se podían diferenciar
4 formas distintas que simulaban los efectos de las estaciones en la naturaleza
(germinación, maduración...etc.)
Los 6 sonidos curativos y el efecto Mozart

El Dr. Sun Si Miao, alquimista, médico y farmacéutico del siglo V, supo reunir los
conocimientos antiguos existentes en China e India sobre el uso de cánticos, sonidos y
respiraciones con finalidades terapéuticas. Guardó celosamente el secreto curativo de
6 sonidos: Xu, He, Hu, Si, Chui y Xi, cuya frecuencia de onda crea una resonancia que
consigue equilibrar la energía vital (qi) de cada órgano.

Se llama “Efecto Mozart” a la propiedad de algunos tonos y ritmos que ayude a
fortalecer la mente, a vivificar la creatividad, a activar emociones y a sanar el cuerpo.
Propiedades transformadoras de la música. La música de Mozart invariablemente
tranquiliza a sus oyentes, mejora la percepción espacial y les permite expresarse con
más claridad, comunicarse con el corazón y la mente. Ciertamente, los ritmos,
melodías y frecuencias altas de la música de Mozart estimulan y carga las zonas
creativas y motivadoras del cerebro. Pero tal vez el secreto de su grandeza está en
que todos sus sonidos son muy puros y simples. Esta música es al mismo tiempo
misteriosa y accesible y por encima de todo, es transparente, sin artificio. Su ingenio,
encanto y simplicidad nos permite acceder a nuestra sabiduría interior más profunda.
La música de Mozart dice Tomatis tiene un poder liberador, curativo, incluso diría
sanador.

El Dr. Tomatis explicó que las células y los órganos del oído generan los impulsos
del movimiento, reacción que ha ido evolucionando junto con el oído desde las
primeras formas de medusa, hasta llegar a la conciencia humana. A partir de los años
50 Tomatis ha trabajado en crear un nuevo modelo del desarrollo del oído estudiando
el sistema vestibular, que es el que nos da la capacidad para equilibrar y regular el
movimiento muscular. Descubrió que desde el principio mismo de la vida vertebrada el
oído se ha usado no solamente con fines auditivos sino también para regular el
movimiento.
A través de la médula, los nervios auditivos conectan con todos los músculos
del cuerpo. De ahí que el sonido influya directamente también en el tono muscular, el
equilibrio y la flexibilidad. La función vestibular del oído influye en los músculos oculares
afectando a la vista y los movimientos faciales, como también a la masticación y el
sabor. A través del nervio vago, el oído interno conecta con la laringe, el corazón, los
pulmones, el estómago, el hígado, los riñones, la vejiga, los intestinos. Esto sugiere que
las vibraciones auditivas que entran por los tímpanos interaccionan con los nervios
parasimpáticos para regular, controlar y “esculpir” todos los órganos corporales
importantes.(continuará)
Carlos López Urgell

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