martes, 20 de enero de 2015

EL GRAN SALTO CUÁNTICO SUPREMACÍA DE LA ESPECIA HUMANA (1º parte)

Sabio no es aquel que tiene su mente atiborrada de información.

La verdadera sabiduría consiste en poder ser felices en el mundo tal como es, sin pretender acomodarlo como a nosotros nos gustaría que fuera.

Tu paz interior y tu felicidad dependen de aceptar que no puedes elegir lo que crees que debería ser, pero que sí puedes escoger como quieres ver lo que ya tienes.

Cuando juzgas como buena o mala una situación confundes la realidad con tu interpretación de ella.

Entonces harás que la paz sea imposible para ti, porque tendrás tu mente enfocada en conflictos. Y, por ley de correspondencia, conflictivas serán también las experiencias que el mundo exterior te brinde.

El doctor Hans Jenny (1904-1972), médico y científico suizo, estudió las relaciones entre materia y energía y, respaldado por una metodología muy bien documentada, que puede ser reproducida en los laboratorios, construyó el fundamento de una nueva ciencia, a la que llamó “Cimática” (Cymatics). Catorce años de experimentación le llevaron a comprobar que el mayor o menor grado de complejidad molecular y evolutiva de un ser depende de las frecuencias de energía que reciba su cuerpo.

Una dimensión es la amplitud determinada de frecuencias vibratorias, que producen en la materia un diseño particular de patrones biológicos. Cambia la frecuencia, y el cuerpo muta en forma correspondiente. ¿Es eso lo que está ocurriendo entonces con la vida en la Tierra, considerando que estamos siendo bombardeados por energías de altísima frecuencia, procedentes del sol central galáctico?

Observemos algunos efectos inmediatos… ¿Has notado como el tiempo se acelera cada día más? Ciertamente, parece transcurrir más rápido porque nuestras células han acelerado su pulso, para adaptarse al incremento del pulso de la Tierra (frecuencia Schumann). Y de la velocidad de ese pulso depende nuestra percepción del tiempo.

El tiempo se ha estado acelerando y continuará haciéndolo en la medida en que nos aproximemos al momento crítico del cambio dimensional. La llamada resonancia Schumann, o pulso de la Tierra, antes era una constante de 7.8 hertzios, ahora ha subido a 12, y tendrá todavía que elevarse a 13 hertzios. Cuando alcance ese punto, llegará el umbral donde nos estabilizaremos en una octava superior de frecuencia, y se iniciará para nosotros otra etapa de la creación, en una realidad diferente.

Créelo, o no, ahora vives la transición, entre el tiempo lineal que bien conoces, y el infinito del eterno “ahora”.

¿Qué nos ocurre físicamente, cuando se elevan las frecuencias de luz que recibimos? Igual que en los experimentos de Jenny, un ser vivo recibe esta energía como nueva información, que molecularmente se codifica en el ADN y lo transforma. El primer paso del cambio es hacia el caos, porque el modelo anterior debe disolverse, antes de que se pueda manifestar lo nuevo. En el siguiente paso los patrones se reorganizan en un orden más complejo, produciendo organismos más perfectos.

Si tú eres de aquellos preocupados porque tu energía opera con muchos altibajos, a veces precipitándote en un estado de intensa fatiga; y además oscilas emocionalmente entre la depresión y la euforia. ¡No, no eres un psicópata bipolar! Simplemente todo tu cuerpo está tratando de afinarse a las nuevas frecuencias de luz. Igual que cuando vas a captar una emisora de radio, tienes que mover hacia adelante y hacia atrás la sintonía hasta captar el punto exacto, así, ahora, oscilas de un estado a otro, hasta lograr un equilibrio. Ese mismo proceso, físico y emocional, vuelve y fluctúa cada vez que la frecuencia del planeta se eleva un grado más.

Muchas personas, jóvenes y viejas, están presentando fallas de memoria. Esto se debe a la caída acelerada del campo magnético de la Tierra, que produce ese efecto, porque el magnetismo es como el adherente que atrapa los recuerdos. Para poder asimilar lo nuevo, el disco duro de nuestro computador interno necesita ser apagado y luego encendido nuevamente. El nacimiento del hombre nuevo se dará en el momento en que el campo magnético de la Tierra alcance el punto 0. Solo en esa circunstancia se hace posible completar la re-configuración de todos nuestros patrones genéticos, y hacerlos aptos para la vida en una dimensión más elevada.

La remodelación del ADN produce oleadas de fatiga y dolor. Hay un período agudo, cuando las frecuencias más altas impactan nuestro cuerpo, seguido de un tiempo más suave de asimilación. Durante el ciclo agudo hay necesidad de dormir y descansar más. Hay que advertir que todos estos síntomas son temporales, durarán mientras la Tierra completa su trabajo de parto, y con ella pasaremos por un nuevo nacimiento a la quinta dimensión.

Si por ahora no puedes concentrarte en nada, comprende que tu cuerpo se está adaptando a los cambios de la Tierra, y tu cerebro y tu sistema nervioso están en reconstrucción. Es posible que los dolores del cuerpo se hayan intensificado especialmente del lado derecho, y sientas una punzada permanente en la base del cráneo, y en las caderas. Tal vez, sin causas médicas exista molestia en las rodillas, las piernas y las articulaciones, y un calor interno recorra tu cuerpo produciendo vibración y una sensación quemante. Si tu corazón a veces acelera sus latidos sin razón. Felicitaciones, eso significa que ya estás activando tu cuerpo de Luz.

La mejor forma de comprender este proceso es tomando en consideración que, a nivel molecular, el cuerpo físico contiene ondas de energía que responden de inmediato a la interacción con frecuencias más elevadas, adaptándonos a ellas haciendo cambios en nuestros patrones biológicos.
El proceso es simple. Las frecuencias elevadas, que están llegando a la Tierra, activan y aceleran la vibración de nuestras células, y ellas reaccionan irradiando calor hacia los espacios vacíos que las rodean. Esta implosión despierta algunos códigos dormidos del ADN, y expande la información nueva hacia los núcleos de otras células, las que también se activan. Así nuestro cuerpo es el escenario de una re-configuración en cadena, que resultará en una expansión de la conciencia, que es correspondiente con una forma material más sutil y más perfecta.

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