miércoles, 11 de junio de 2014
El Poder Curativo de la Oración:
Casi 2500 años atrás los medicos se hicieron cargo de las enfermedades del cuerpo y los sacerdotes de las debilidades del alma. Hoy, la ciencia trata de registrar con sus métodos los fenómenos relacionados con la posibilidad de obtener salud y vida a partir de la fe. El “pienso luego existo” de Rene Descartes habla de una confianza plena en la mente humana. Los pensamientos son capaces de sustentar hasta la propia existencia. Una idea clave se desprende del postulado: “Aquello que no puedo pensar no existe”. La mente, sin duda, tiene un gran poder y a través de ella podemos crear, curar, etc..
Si orar es: “Hacer silencio para que Dios hable”, la oración es curativa. “Hacer silencio” no significa necesariamente no hablar, sino no dar tanta importancia al “yo”. Cuando suspendemos el “yo”, es decir, hacemos silencio, Dios habla, entonces la conciencia se abre al sentido más olvidado: El sentido común, y esto permite que las decisiones surjan desde nuestra pertenencia comunitaria.
El pediatra norteamericano Platon Collipp de Nueva York, llevó a cabo un estudio para comprobar los alcances de la oración en la curación de enfermos. La investigación duró 15 meses, le pidió a varios colegas la edad y el diagnóstico de 18 niños que sufrían de leucemía. Todos ellos estaban recibiendo tratamiento de quimioterapía. Ni los doctores, ni los pacientes sabían que formaban parte de un estudio. Los grupos de plegaria fueron 10 familias a quienes se les facilitó los nombres de 10 de los niños y se les pidió que rezaran por ellos. Los resultados sorprendieron a todos: 8 de los 10 niños por los que se oró seguían vivos, en tanto, de los 8 del grupo de control, sólo 2 continuaron con vida. (Revista Descubrir).
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