viernes, 29 de octubre de 2010

Una visión “politizada” de la vida de Jesús



La aparición de algunos libros que tratan la vida de Jesús desde un punto de vista “politizado”, despojando la historia de su contenido religioso y espiritual, nos lleva a realizar un análisis del tema y sus alcances: el Hombre. ¿Judío o palestino? Que provocó un inédito cisma entre los poderes establecidos y los intereses políticos de su época y lugar, cambiando la historia; sólo por su acción terrenal los sucesos se fechan “AC” o “DC” (incluso en oriente), aunque sigan en discusión infinidad de enigmas.
Entre ellos está es de su real influencia sobre sus coetáneos; que el “pueblo” convocado por Poncio Pilatos votara crucificarlo a él antes que a Barrabás (¿guerrillero o ladrón?) indicaría que el Elegido no entusiasmaba a las masas o no los supieron comprender. Sin embargo, un juicio de estás características resulta sospechoso en el marco del dominio imperial de Roma sobre Jerusalén, donde los jefes religiosos judíos veían en Cristo un peligro contra su autoridad de cobradores de impuestos y guardianes de la ley.
Teólogos y exegetas (interpretes y expositores de la Biblia) afirman que los evangelios fueron escritos mucho después de Cristo. En ese sentido, el descubrimiento de los famosos “rollos del Mar Muerto” entre 1947 y 1956, en 11 grutas de Cisjordania, fue una bomba de tiempo para unos y otros. Porque en uno de esos 500 manuscritos de probada autenticidad, los esenios instalados en Qumram (cerca del Mar Muerto) entre el año 150 AC y 68 DC, dejaron testimonio de un texto evangélico escrito antes del año 50 de nuestra Era. Se trata de un papiro hallado en la gruta 7, que los investigadores nominaron 7Q5 y dataron en el S.I. En 1972 el especialista José O´Callahan (profesor del Instituto Bíblico de Roma) pasó a una computadora ciertas palabras griegas del 7Q5, que resultaban corresponder a un versículo del evangelio de San Marcos. Conclusión: el 7Q5 demuestra que la primera redacción de los evangelios se llevo a cabo poco después de la muerte y resurrección de Jesús y atestigua una tarea misionera de los primeros cristianos entre los esenios.
En su libro “El escándalo de los rollos del Mar Muerto” (subtitulado “Las revelaciones que hacen temblar el Vaticano”) Michael Baigent y Richard Leigh afirman que, si se revelara el 75% de esos textos que aún permanecen inéditos, “posiblemente quedaría al descubierto que la Iglesia tergiverso, de manera interesada, el mensaje de Cristo”. Y luego se preguntan: “fue Jesús el fundador de una nueva religión o un agitador judío ultranacionalista?”. Pablo, “el embustero” al que aluden los rollos, “¿era un espía romano infiltrado en la Iglesia primitiva para dividirla y manipularla?”.
Otro investigador, Jacques Duquesne, autor de un best-seller llamado “Jesús”, concitó la atención pública y polarizó la opinión especializada. Empezando por objetar la autenticidad misma de los evangelios, a lo que el renombrado exegeta Michel Quesnel respondió que “si no hubiera diferencia en los evangelios, sería preocupante, porque la unanimidad es la característica de las historias fabricadas”.
Duquesne no pone en duda la existencia de Jesús, como lo testimonia el historiador Flavio Josefo (nacido en el 37 DC) y que murió crucificado; pero insiste en que no hay ningún indicio de que el Mesías haya fundado una Iglesia y (más aún) que ésta le habría ocultado al mundo la verdadera vida de Jesús durante 2000 años.
En principio los arqueólogos hebraístas y analistas del microcosmos judío de la antigüedad coinciden en que los evangelios no son escritos legendarios, sino testimonios que, como tales, pueden evaluarse históricamente.
Hubo una insólita revolución en el seno del imperio romano, un hombre de unos 30 años e identidad concreta, a quienes sus familiares y amigos llamaban Yeshua-ha-nozri (en arameo “salvación protectora”) y al que pronto todos llamarían Jesucristo. Éste hombre durante 2 años, se presentó públicamente como “El Salvador”, habló de Dios, su Padre, y esto bastó para dividir las aguas. Nunca antes un judío concibió obrar y hablar en nombre de Jehová, atribuyéndose divinidad humana.
“Malkhuti lo ba´olam haze” (perdona los pecados), le dice a Pilatos. Y a Caifás, el poderoso sacerdote: “Verás al Hijo del Hombre sentarse a la diestra del Todopoderoso”.
André Paul, especialista en los manuscritos del Mar Muerto, explica: “al presentarse a si mismo como el nexo entre Dios y los hombres, Jesús cristalizó una divergencia secular entre dos corrientes del judaísmo: una que adhería al sistema sagrado pero terrestre, del templo y la ley, y otra que seguía espiritualmente al profeta Ezequiel, aguardando un mediador entre el cielo y el hombre. De ahí el impacto de Jesús entre las multitudes judías, aunque muchos no lo comprendieran”.

Libros de consulta: “Jesús” de J.Duquesne y “El escándalo de los rollos del Mar Muerto” de M.Baigent y R.Leigh.

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