domingo, 17 de noviembre de 2024

El Ocultismo, o la base del conocimiento

 

 

                                              

 

La Ciencia Oculta es el Conocimiento, y es oculta no por escondida -ya que en realidad se desarrolla a la vista de todos, a la luz del sol, en las calles, en las plazas y donde quiera que exista una manifestación de Vida- sino porque el entendimiento humano es aún incapaz de comprenderla. Ocurre con ella lo que ocurrió con los fenómenos eléctricos; desde que el mundo es mundo, todos asistieron al espectáculo del rayo en la noche, pero no pudieron explicarlo durante mucho tiempo sino atribuyéndolo a Dios.

Para muchos, decir ocultismo es hablar de grandes fenómenos prodigiosos que, sino van en contra de las leyes naturales, por lo menos contradicen y están por encima de lo conocido y admitido. Habitualmente se cree que quien domina esta ciencia está libre de las pesadas cadenas de las leyes materiales; se eleva por encima de sus semejantes y se convierte en un semidiós omnipotente capaz de ejecutar maravillas "sobrenaturales".

Y así es en efecto, aunque parezca curioso, sólo que para el verdadero ocultista no lo es en el sentido corriente. Magia significa Lo Grande, Lo Alto, Lo Elevado, Lo Divino y no tiene nada que ver con la hechicería.

La Ciencia Oculta es pues, el Conocimiento, y es oculta no por escondida, ya que en realidad se desarrolla a la vista de todos, a la luz del sol, en las calles, en las plazas y donde quiera que exista una manifestación de Vida, sino porque el entendimiento humano es aún incapaz de comprenderla. Ocurre con ella lo que ocurrió con los fenómenos eléctricos; desde que el mundo es mundo, todos asistieron al espectáculo del rayo en la noche pero no pudieron explicarlo durante mucho tiempo sino atribuyéndolo a Dios.

Este conocimiento escondido puede elevar al hombre por encima de la animalidad en que vive, haciéndolo un ser esencial y verdaderamente humano, un hijo de Dios, y por lo tanto libre de las pesadas cadenas que hoy lo impiden... o puede echarlo en el más profundo de los abismos, haciéndolo la más repulsiva de las criaturas, sometiéndolo a la más dura esclavitud.

El andar sobre las aguas, la levitación, el conocimiento del pasado y del futuro, la alquimia, los talismanes, el elixir de la vida, los filtros de amor, en fin, las mil maravillas que se cuentan sobre este fantástico mundo del ocultismo, existen realmente, aunque en su sentido literario no son más que vulgares hechicerías. El Sabio, el Verdadero Mago, desdeña la producción de fenómenos físicos, el verdadero Ocultista opera sólo con Energía.

Así como el químico, conociendo las leyes de la composición de la materia, combina los elementos simples para obtener la síntesis de lo que busca, analiza un compuesto para determinar los elementos que lo constituyen,

 

etc., así también el Mago, conociendo las Leyes de la Energía, puede combinar la de los pensamientos, sentidos y deseos, manejándolos a voluntad. Él puede andar sin hundirse en el mar de las pasiones humanas; puede levantarse y volar en la atmósfera de las ideas, libre del peso del cuerpo; él conoce el pasado y el futuro de todas las cosas, aunque no le interesa en términos de acontecimientos sino en el origen y fin ultérrimo de todo; su poder le permite transformar en espíritu las más groseras manifestaciones de la carne; él conoce el talismán por excelencia, y sus conjuros pueden producir o calmar las más terribles tempestades que no son las de los elementos físicos sino las del Espíritu; él puede calmar los ánimos de una multitud furiosa o provocar un Armagedon. 

 

 

Magos negros, magia blanca

Lo que la gente llama Magos negros son sólo hombres y mujeres que, por sus inclinaciones y sensibilidad especial pueden ponerse en contacto con entidades obrando únicamente de puente o instrumento. El Mago Negro sólo existe en los planos inferiores y no tiene contacto alguno con los planos superiores: ¿cómo podrá realizar, entonces, operaciones de Alta Magia? Toda su potencia, aún disponiendo de instrumentos físicos perfectos, puede reducirse a la producción de fenómenos físicos, astrales o del plano mental inferior, no teniendo acceso a los planos más elevados del Ser. Por lo tanto se hace claro que ningún adelanto verdadero puede realizarse si no se acompaña del progreso moral y ético correspondiente, y andar por la senda del conocimiento sin adelantarse a la del perfeccionamiento del carácter, es marchar fatalmente hacia el oscuro sendero que finaliza en la separación definitiva del Ego y la Personalidad.

Admito que el alumno es un aspirante sincero que desea abiertamente capacitarse para ser un servidor verdaderamente útil a sus semejantes y que está dispuesto a seguir adelante y trabajar no sólo en el desarrollo de sus facultades psíquicas, sino también en la construcción de su carácter. Al fin y al cabo, como el ocultismo práctico no es ni más ni menos que el arte de manejar las energías espirituales y psíquicas, cada paso que se da en encauzar y dominar las energías del Yo Inferior subordinándolas a la voluntad del espíritu, es un paso hacia el manejo de las fuerzas ocultas.

¿Qué clase de Mago puede ser un sujeto que está dominado por sus propias pasiones y energías desorbitadas? ¿Cómo puede esperar dominar las fuerzas del Universo y encauzarlas quien no puede poner orden en su mundo interior?

La Magia Negra proviene de entidades que moran en los mundos inferiores, y que se expresan a través de elementos adecuados en el plano físico. La Magia Blanca, en cambio, proviene de los planos más elevados del Ser, y por lo tanto el Mago Blanco, el Iniciado que llegará a ser Adepto, sólo puede ser aquel que ha logrado sentar al Creador en su Trono, y que cumple su voluntad en la Tierra.

La clave está en la energía

Está claro que la diferencia entre una y otra clase de Magia no existe realmente en el motivo sino en el origen de la energía empleada; en realidad, se necesita tanta impersonalidad para actuar como expresión de la Magia Negra, como para ser instrumento de la Magia del Alma. Sólo la ignorancia puede hacer pensar al individuo que es posible utilizar con fines egoístas las fuerzas naturales. El egoísmo no lleva a la Magia; apenas puede encerrar las energías dentro de sí mismo; y quien intente despertar el poder sin darle salida al exterior, únicamente conseguirá aniquilarse. Las energías deben ser canalizadas; tanto las buenas como las malas, tanto las de la Luz como las de las Tinieblas.

Quien penetre en el sendero del Ocultismo no puede pues, elegir entre el egoísmo y la impersonalidad. Su única elección es: impersonalizarse y servir de canal para que se expresen en el mundo, por su intermedio, las energías del Bien o servir del vehículo para la manifestación de las energías del Mal. Puede elegir entre ser instrumento de la Voluntad Divina, o del Espíritu del Anticristo; puede elegir, pero la voluntad personal debe quedar sometida.

No es mi objetivo ocuparme de la Magia Negra; sólo he querido dar algunas indicaciones a fin de que el estudiante sincero comprenda dos cosas: primero, que no bastan buenas intenciones para andar por el camino de la Luz, porque "de buenas intenciones está pavimentado el camino del Infierno"; y segundo, que construya un canal para la exteriorización de las energías que surgen de su interior.

El Ocultista estudia todos los aspectos de la Vida y por lo tanto, la labor de la energía del planeta, no se limita a un único campo de la vida humana. ¿Cómo tendremos que encarar nuestros problemas en la tarea de construcción del mencionado canal? Para ello es necesario hacer, porque sólo trabajando es como se consiguen los resultados.(continuara)

 

 

 


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