Afortunadamente este momento de la historia humana señala una preeminencia de la mujer en la política, en los derechos humanos, en la religión, en la lucha ecológica, en la ciencia, en las artes, pero especialmente en los ámbitos de lo espiritual, donde empiezan a liderar marcando la pauta con una mayor sensibilidad, disposición y disciplina.
Como una visión profética de todo esto, ya en el imperio nuevo egipcio, la reina Hatsheput gobernó vestida de varón, pero manteniendo sus actitudes femeninas que le permitieron una buena administración y un período de esplendor y tranquilidad. Posteriormente Akenatón, se hizo representar en frisos y bajorrelieves de los templos de Tell-El Amarna, jugando con sus pequeñas hijas y acariciándolas al lado de su esposa Nefertiti, quien incluso compartió el mando hacia los últimos años del gobierno de este faraón, que fueron de un profundo misticismo.
La virgen María, quien al terminar su vida terrenal ascendió al cosmos, fue la condensación selecta de las fuerzas de la naturaleza, toda pureza y sin error, como la abeja reina preparada desde un principio para cumplir su destino. Y es que el Creador es Padre y Madre a la vez. Entonces, las apariciones marianas no son otra cosa que la comunicación de la Madre Cósmica con la humanidad a través de María, cuyos mensajes son universales, positivos y respetuosos.
Durante la edad media, los Templarios recogieron e hicieron suyos los rituales del contacto con la Madre Cósmica a través de las vírgenes negras, las cuales personificaban a la primera mujer y a la raza originaria del planeta. En los templos y catedrales góticas, la ojiva simboliza la matriz de la madre, y la estructura, incluyendo los arcos, reproduce la Catedral del Alma, quinto vehículo sutil del ser humano y quinta dimensión de conciencia donde se recopilan, como bases sólidas de roca viva, las experiencias acumuladas en las diversas encarnaciones. No olvidemos que los Guías nos han manifestado que de Eva nació un Adán; cosa más que alegórica ya que es de la madre que nace el Hombre. Así pues, la mujer en este tiempo, cuando entramos en una fase decisiva y determinante dentro del Plan, debe continuar emergiendo, tomando en cuenta los múltiples ejemplos de otras que con sus actitudes, en el pasado, lograron marcar con sus huellas el camino a seguir. Es la hora de la revelación femenina, no solamente en las mujeres, sino también, en cada uno de los hijos de la Madre.
"El umbral secreto" de Sixto Paz Wells.
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