jueves, 25 de agosto de 2022

LA TRANSFORMACIÓN DEL EGO (1ªparte)

 

 


 


En rama existe una búsqueda incesante del cambio, de la transformación, de la evolución.

Y anhelamos un cambio, ya sea externo como interno, buscamos llegar a conocer nuestro egoísmo, errores y sufrimientos humanos. Hemos llegado a visualizar, a percibir que el EGO es la raíz del egoísmo, pero que está también susceptible a la transformación, en felicidad y en libertad.

Existe un método concreto para la transformación del ego, “morir, nacer, servir y amar”. Morir a nosotros mismos, como el ejemplo que Cristo nos diera al morir crucificado fue la señal, de que si queremos avanzar en el camino, debemos estar dispuestos a crucificar nuestros errores, egoísmos y bajas pasiones. Debiendo no solo creer que se puede cambiar, sino querer poder cambiar, y si para ello tuviéramos que morir y nacer a una vida nueva, dispuestos a morir a la personalidad y el carácter, que se nos añaden con cada nueva encarnación.

Cuando lleguemos al final de esta existencia tendremos que dejar atrás quienes fuimos, y volver a ser la esencia, entonces porque no empezar a serlo, por lo menos en una actitud mental, desde ya. Irnos preparando para ello, recordando que asumimos un papel que es transitorio pero necesario, pero también peligroso, que puede hacernos perder la perspectiva. Debemos aprender a morir a nosotros mismos, dejando de lado todo lo malo, rescatando y resucitando lo bueno. Sólo muriendo podemos nacer a la nueva vida, es como la semilla, tiene que morir plantada en la tierra, para nacer convertida en planta que en el futuro dará nueva vida. Así tenemos que morir a nosotros mismos, para nacer a la nueva vida, con nueva conciencia bajo condiciones diferentes, dejando de lado las cosas negativas que hasta este momento pueden haber condicionado nuestro desarrollo.

Y para que debemos morir para nacer, porque debemos nacer para servir, para desarrollar la “actitud” que puede garantizarnos la felicidad y la paz interior. “El ser humano es un ser social y se realiza en sociedad”, en su relación con los demás, y esta relación es de servicio mutuo, ya que en la medida en que uno se da, reafirma no solamente su esencia sino que también llega a difundirse en los demás, llega a ser algo y alguien en los demás, en la vida de los otros.

Decimos que: “nadie puede hacer nada por los demás”, pero todos debemos tratar hacer algo por nosotros mismos, directamente no podemos hacer nada por otros, porque en el camino cada uno tiene que caminar por sus propios pies, por querer ayudar creamos dependencias, pero de todas manera hay que intentarlo, sin que esto pueda interferir o impedir que la persona pase sus propias pruebas y etapas, desarrollando así su propia conciencia responsable.

Debemos servir pero “no dar a los demás lo que quieren, o exigen, sino lo que necesitan”, para eso tenemos que tener conciencia de AMAR, por eso decimos que: “morir para nacer, nacer para servir, y servir para amar”, y hasta para amar hay que aprender. Tenemos que estar dispuestos a asumir los requisitos del amor, que exigen mas que dar lo que tenemos lo que somos o lo que podemos ser. Y para eso debemos trabajar con nosotros mismos, antes que trabajar con los demás, porque “nadie puede ser luz de los demás si antes no es luz de si mismo”.

El contenido del EGO, esta compuesto por muchas variables, puede manifestarse de formas muy diversas, por ejemplo a través de la ira, que la constituye la cólera, el odio, el rencor, la venganza, también esta la codicia, de bienes materiales y hasta celestiales, que puede llevar en un excesivo celo a creernos por encima de los demás, y condenar a los demás.

Hay un cuento que dice: “una mujer pecadora fue a la iglesia y le dijo al sacerdote que había pecado, y este le dijo: “arrepiéntete porque sino irás al fuego eterno”, y en ese mismo instante hubo un gran incendio en la iglesia, y los bomberos rescataron a la mujer felizmente ilesa pero el sacerdote murió quemado”, por eso hay que tener cuidado con nuestro juicio, podemos ambicionar demasiado los bienes espirituales y por ello llegar a extremos, incluso hasta el martirio, sin damos cuenta que “la corona de la vida” no se consigue necesariamente a través de grandes sacrificios o desprendimientos sino, a través de una vida diaria y continua de irse venciendo a si mismo, conquistándose en las pequeñas cosas, ganando la fuerza y la experiencia como para poder realizar grandes empresas en el futuro.

El contenido del EGO también se manifiesta en el orgullo, en los sentimientos de superioridad e inferioridad, en el racismo y en el nacionalismo, en la necesidad de aprobación, de que se nos felicite, se nos aplauda, se reconozca el trabajo que estamos haciendo. Lo importante es que lo sepamos nosotros y que lo sepa el de arriba, Dios que ve en el corazón de cada uno, nuestras intenciones y valora con justicia nuestros logros.

También se manifiesta el EGO, en la lujuria, como los excesos, los complejos, las aberraciones sexuales, la falta de control, la infidelidad, las faltas de respecto al compromiso matrimonial, etc.

La lujuria, antes que ser un problema físico orgánico, lo es de la mente, y es también falta de voluntad y disciplina interior, en la medida que nosotros vayamos detectando esto, cierta tendencia y descontrol, tenemos que apresurar la marcha y retomar con mucho esfuerzo la disciplina que nos permita fortalecernos, y “fortalezcámonos en tiempos de paz, para que cuando sean de guerra no caigamos”, en los momentos en que estamos tranquilos ahí tenemos que prepararnos, en cualquier momento la prueba puede llegarnos. Tratemos de ver la vida con inocencia y con pureza, no es fácil en el mundo en que vivimos, pero tratemos, que no solamente nuestros actos sean puros, sino que nuestros pensamientos estén siempre controlados, y orientados hacia lo positivo y constructivo no hacia algo negativo.

El EGO también lo encontramos en la pereza, la gula, los celos, la mala voluntad hacia a otros, etc. Y no es acaso la pereza, también, la falta de disciplina, de continuidad, cuántas veces hemos reflexionado en aquello: “que no triunfa el que camina, sino el que persevera hasta el final”, y la pereza es de alguna manera, la justificacion-injustificada, es la razón de la sin razón, de dejarse llevar por el ocio, por la falta de disciplina, por la comodidad, y que a la larga va también en contra de nosotros mismos, porque nos va quitando fuerza para subir la montaña sagrada, la montaña de la espiritualidad.

En la envidia encontramos también mucho del EGO, y es que la envidia que reconoce que el destino de uno contiene todos los elementos necesarios para el progreso, sin embargo es mas fácil ambicionar lo de otros y hasta odiar a otros por tener mas.

Si reconocemos naturalmente, que nuestro destino es ser mejores y que podemos llegar a conseguir todo lo que ansiamos y deseamos, porque por ley universal “el mentalismo”, nosotros “creamos lo que creemos”, y si creo que puedo llegar a ser feliz y triunfar en la vida y conquistar tal o cual logro, lo conseguiré, pero si al contrario, en vez de utilizar el poder en forma constructiva y positiva, planificando ideales y metas que puedan a mi darme, por lo menos, la tranquilidad, la paz y el equilibrio material, me dedico solamente a la envidia, a ambicionar lo de otros, lo único que hago es darle más fuerza a los demás y cada vez ir perdiendo mas fuerza yo, hacerme vivir innecesariamente en la amargura en la incensatez, no desarrollando en mi, las propias facultades, que me permitirían conseguir todo lo que yo ambiciono. Naturalmente todo esto en una primera etapa, después nos daremos cuenta que nuestras metas tienen que estar muy elevadas, y que los medios materiales son un medio no un fin en si mismos, y nos pueden permitir, no solamente ayudarnos a nosotros mismos sino ayudar a ayudar, “si no se tiene no se puede compartir”, compartiendo le damos un fin trascendente a los bienes materiales.

Debemos superar la envidia, para poder elevarnos en los tres planos de existencia, el cuerpo la mente y el espíritu. En la medida que tengamos cierto desahogo y equilibrio económico, podremos también dedicarnos al trabajo espiritual, mas aun cuando tenemos responsabilidades, que son las primeras que tenemos que atender, “no se puede caminar en el camino espiritual si se tiene el estomago vacío”, y mas aun cuando hay personas al lado nuestro que necesitan suplir sus necesidades, si uno esta solo puede pasar tiempos de necesidad, uno es responsable de si mismo, pero la responsabilidad es mucho mas grande cuando son otros los que dependen de uno, y por los cuales se tiene que velar.

Hay otros elementos mas también de manifestación que contiene el EGO como los miedos, frustraciones, fobias, etc. El EGO actúa a través de 6 funciones básicas, primero la parte intelectual, el pensar, razonar, recordar, imaginar, etc. Lo segundo es lo emocional, el sentimiento, pasión, apego, etc., tenemos como tercer función básica la motora, o sea el movimiento de todo el cuerpo o sus partes, como cuarta función esta el hablar, el carácter, manera de expresarse, el contenido de las expresiones, y también esta la parte instintiva, función que puede ser adulterada, manipulada, controlada por nuestro EGO, y muy peligrosa, como sexta función esta el aspecto sexual, vamos de la infrasexualidad, a la sexualidad normal y a la suprasexualidad, como posibles expresiones de nuestra función básica.

El EGO que es pues en su conjunto los defectos sociológicos, actúa a través de estas funciones básicas que hemos mencionado, cada uno de los defectos sociológicos, tiene su propia manera de pensar de sentir de hablar y de actuar también, cuando la persona puede darse cuenta de estos procesos en si mismo, es porque esta en el estado de la autobservación sociológica y es hacia eso a lo que queremos llegar, tratar de percibir cuando es que actúa en esas funciones básicas del organismo el EGO, cuando se manifiesta se infiltra, porque va ganando terreno.

Entonces llegamos a encontrar una didáctica concreta con respecto a la muerte y la transformación del EGO, en esta didáctica tendríamos que primero citar pasos, el primero seria la autobservación sociológica, que es darse cuenta de la manifestación del defecto sociológico, de uno mismo en su plena acción, sea en la mente, en el sentimiento negativo, en el hablar inoportuno, en un movimiento corporal fuera de lugar, o sea es darse cuenta en el momento mismo que el defecto sociológico se esta manifestando donde se esta manifestando, tratar de estar permanentemente atento para ver en que momento se expresan se manifiestan estos defectos.

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