Buenos Aires, enero de 2021 – La
contaminación por plástico es uno de los problemas ambientales
globales que más aumentó en los últimos años, generando graves
consecuencias: daña especies y hábitats marinos muy valiosos, y
causan importantes impactos económicos al afectar la seguridad de la
pesca, el turismo y la navegación. Una alarma que nos indica que la
contaminación por plástico y el manejo de los
residuos derivados, necesita ser parte de las soluciones
para proteger los océanos del mundo.
La basura que encontramos en el
mar proviene principalmente
de los desperdicios derivados de
los pluviales, desechos
arrojados directamente en la vía pública y las playas, desperdicios
y redes de
pesca de los barcos pesqueros y la pérdida
de carga de buques comerciales. El aumento en la producción de
plásticos (620% desde 1975), el tamaño de la población costera y
la falta de manejo de la basura urbana, industrial y marítima están
relacionados con la cantidad de plástico que termina en el mar. Por
el movimiento natural de los mares, la basura deriva hacia otras
costas o se desplaza mar adentro formando las “islas de
basura” que encontramos en los giros oceánicos.
Se considera basura marina a cualquier material persistente de fabricación humana, sólido, que es descargado o abandonado en el medio marino y costero. El 80% de la basura marina proviene del continente debido a la mala disposición y manejo de los residuos urbanos o de las aguas pluviales no tratadas; el restante, de lo que pierden los barcos comerciales y pesqueros. Más allá de su origen, los indicios de la interacción de materiales no orgánicos con la fauna marina son preocupantes. Los desechos plásticos en las aguas oceánicas pueden representar numerosos peligros para la vida marina. Su ingestión, por ejemplo, puede conducir a deficiencias nutricionales o inanición por obstrucciones estomacales. Los residuos plásticos también pueden enredar, ahorcar y ahogar a animales como peces, tortugas, ballenas, lobos y aves marinas, delfines y tiburones. En este sentido Fernando Miñarro, Director de Conservación de Fundación Vida Silvestre, enfatiza que “la solución a este problema debe abordarse desde distintos aspectos. Necesitamos cambiar drásticamente el enfoque para cuidar nuestro ambiente, disminuir el consumo excesivo de plásticos, aplicar una correcta disposición de los residuos e incluir acciones de reutilización y reciclado de materiales. Regular el uso de los productos descartables plásticos y promover una correcta separación de la basura en origen, que permita recuperar los plásticos para fomentar la economía circular, son pasos cruciales hacia una mejora de esta problemática. Para poder brindar respuestas integrales a nivel local, es indispensable que Argentina legisle sobre una ley de presupuestos mínimos para la gestión integral de los residuos, regida por la responsabilidad extendida al productor”
Otro factor que incide y agrava esta
situación es el impacto de los microplásticos en
los ecosistemas marinos, creando una amenaza invisible para nuestras
mares. Estos microplásticos,
una vez que entran en la red alimentaria del ecosistema, afectan no
solo la salud de los animales. De acuerdo al estudio “Ningún
plástico en la naturaleza: evaluación de la ingestión de plástico
de la naturaleza a las personas” -
basado en un estudio solicitado por la Organización Mundial de
Conservación, entidad que Fundación
Vida Silvestre Argentina representa
en nuestro país, y realizado por la Universidad de Newcastle - sobre
el consumo de microplásticos en
los seres humanos, determinó que una persona en promedio podría
estar consumiendo aproximadamente cinco gramos de plástico
por semana, es decir, el equivalente al peso de una tarjeta de
crédito. En vías de
mejorar esta problemática, Argentina es el
primer país latinoamericano en prohibir la producción, importación
y comercialización de microplásticos en
la industria cosmética, para reducir la cantidad de plástico que
termina en los sistemas fluviales y marinos.
Cifras clave sobre la contaminación plástica:
Se espera que las emisiones totales de CO2 producto del ciclo de vida del plástico aumenten en un 50%, mientras que el aumento de CO2 proveniente de la incineración del plástico se triplicará para el 2030, debido a decisiones que aún no han conseguido una correcta gestión de residuos.
13 millones de toneladas de contaminación plástica terminan en el mar cada año. Es el equivalente a que un camión de basura vuelque su carga completa de plásticos por minuto al océano.
Otros 104 millones de toneladas métricas de plástico están en riesgo de entrar a nuestros ecosistemas para el año 2030 si nuestro enfoque no se cambia drásticamente.
Desde el año 2000, el mundo ha producido la misma cantidad de plástico que en todos los años anteriores, de lo cual un tercio contamina a la naturaleza.
A nivel mundial se ha documentado que más de 270 especies han sufrido por el enredo, mientras más de 240 especies han ingerido plástico.
vidasilvestre.org
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