Octavio Ortiz es comerciante de profesión, quien por cuestiones familiares había adquirido una radio de 11 metros para comunicarse. De esta forma tomó contacto con una gran cantidad de personas. Por cuestiones que define como del destino, "tomamos contacto con estos señores. Primero pensamos que se trataba de religiosos o mormones por su forma de hablar y durante mucho tiempo tuvimos comunicación con ellos. Y aunque hablamos de muchos temas, nunca se nos ocurrió vincularlos con seres extraterrestres. Y hasta el día de hoy no tengo la certeza que se haya tratado de seres de otro planeta", señala Ortiz.
En
los diálogos que mantuvieron con Ortiz y su familia, estos
personajes le dijeron que tenían una isla en el sur austral de
Chile. "Su única forma de comunicación con el continente era
un yate en el que transportaban
maquinaria y en el que viajaba gente a visitar la isla. Incluso a nosotros nos invitaron, varias veces, pero yo tuve miedo. No sabía que íbamos a encontrar allí", precisó.
A momentos Octavio Ortiz se emociona al hablar de esta experiencia, ya que "como familia, el contacto con los Friendship fue muy enriquecedor. Fueron conversaciones que nos sirvieron para entender muchas de las cosas que nos pasaban como familia", dijo.
EL CONTACTO
Ernesto de la Fuente es ingeniero Civil Mecánico de la Universidad de Concepción y asegura que en 1983, se habría contactado con unos misteriosos personajes que vivían en una isla en el sur austral. Además, afirma haber estado en la isla Friendship y haberse curado de un cáncer avanzado.
Por esos años, De la Fuente adquirió una estación de radio de 11 metros con la que trataba de salir del aislamiento en el que se encontraba. Como el mismo lo ha señalado, este hecho logró cambiar por completo su vida.
Entre los múltiples contactos con personas de diferentes partes de la Isla de Chiloé, aparecieron unos misteriosos personajes que decían pertenecer a una congregación religiosa llamada Friendship y que tenían una isla en el archipiélago de los Chonos.
Este tipo de conversaciones se volvieron muy habituales durante las tardes. Muchas de ellas se prolongaban incluso por más de dos horas. En estos verdaderos coloquios participaban otros radioaficionados chilenos, además de algunos invitados de otras partes del mundo. De La Fuente relata que con el correr del tiempo conoció a estos individuos e incluso trabajó con ellos. Las labores de De La Fuente consistían en llevar a las personas que visitaban la isla hasta pequeños puertos dónde eran recogidos por un yate de nombre Mylitus II, que pertenecía a la agrupación. En el programa OVNI de TVN, el funcionario del Servicio Agrícola y Ganadero, Alfonso Schulbach, aseguró que conocía una embarcación de ese nombre, la que había sido rematada a unos italianos en 1975.
Ernesto de la Fuente dice que los Friendship eran rubios, de ojos claros, bastante altos y que su edad fluctuaba entre los 35 y 55 años. "Lo que más llamaba la atención era la paz que irradiaba su presencia", dijo.
Uno
de los aspectos más polémicos surgidos en torno al testimonio de De
La Fuente, es que asegura haber sido curado de un cáncer avanzado
por estos individuos. Sin embargo, hasta ahora, no ha entregado
ninguna
rueba médica fehaciente sobre este tema. En varias de las entrevistas que le han hecho habla de una radiografía que probaría su enfermedad; no obstante muy pocas personas la han visto.
Su historia dice que cuando tenia 49 años, una crisis a sus pulmones le hizo llegar hasta un especialista en problemas bronco pulmonares de la Universidad Católica. Este médico, desconocido hasta ahora, fue quien le habría diagnosticado cáncer el pulmón. Entonces, los Friendship le ofrecieron curarle de su enfermedad, pero para ello tenía que trasladarse hasta la isla.
Durante su travesía fue acompañado por Ariel, Rafael, Samuel y Alberto el dueño del Mytilus II. "Navegábamos por un canal relativamente ancho, sin embargo íbamos casi pegados a la costa de estribor. Alberto me explicó que eso se debía a que estábamos en marea baja y que el canal ahora tenía muy poca profundidad al centro, no así por la franja por donde pilotábamos", indica. De acuerdo con lo que recuerda, en una instante del trayecto, el Mytilus realizó un movimiento que lo dejó justo en medio de un canal. En ese momento Alberto, comienza a utilizar una especie de control automático. El sistema constaba de una pantalla similar a un televisor en el que se podían observar una serie de diagramas como de carreteras. Luego de varios cambios en los datos que aparecían en la pantalla, la embarcación habría acelerado sin que nadie tomara el timón de navegación.
Octavio Ortiz, en nuestros reportajes anteriores, dijo que este sistema sería una guía magnética para las embarcaciones.
Durante el tiempo que estuvo en la isla De la Fuente asegura haber vivido en un pequeña pieza de aproximadamente 3 por 3 metros. En su interior no había más que una cama y una mesa con un terminal de computador. El todas las instalaciones habían unos agradables 20 grados de temperatura.
Todo era controlado a través de computadores. "Había una piscina temperada, tres grandes invernaderos, salones con televisión satelital y otras comodidades que yo jamás me hubiera imaginado. Uno se encontraba con mucha gente en los pasillos, todo el mundo sonreía y nadie hablaba fuerte. No recuerdo haber visto una clínica u hospital", cuenta de La Fuente.
Gracias a su libertad de movimiento, Ernesto De la Fuente logró conocer en detalle todas las instalaciones. Una de las cosas que llamaron su atención fue el hecho de que los Friendship utilizaban una gran cantidad de energía para mantener funcionando todos sistemas, todo permanecía prendido las 24 horas del día, por lo que el gasto de energía debía ser muy grande.
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