“Un buscador espiritual se lanzó a los pies
de un sabio Maestro rogándole tener una
experiencia directa con la misteriosa luz
interior. El Maestro sonrió y amigablemente
le dio un manotazo a su alumno detrás de la
cabeza. En unos segundos aquel hombre
estaba retorciéndose en el suelo y
suplicando que la experiencia terminara. El
Maestro rió a carcajadas, lo tocó gentilmente en el brazo y lo hizo calmar.
Tomando la mano temblorosa del alumno, le dijo: para conocer la luz, debes
prepararte. ¿Harías pasar una corriente de alto voltaje por un cableado
defectuoso o agua pura por una manguera llena de agujeros?”
Los Hermanos Mayores, Maestros, y sabios de todas las corrientes espirituales
nos han dejado una serie de prácticas para realizar, las cuales sistemáticamente
purifican y nos fortalecen a nivel físico, mental y espiritual. Nos dijeron que si
aplicamos esas enseñanzas y aplicamos esas prácticas, no sólo nos acercaremos
a la verdad sobre quienes somos y a que vinimos; sino que además nos
acercaremos a Dios.
Cuando logremos ingresar sinceramente a nuestro “templo interior”, podremos
finalmente alcanzar el Sancta Sanctorum, lo más sagrado entre lo sagrado, la
cámara interior donde están guardados los tesoros y secretos. Podemos pasar
varias vidas para ser merecedores de entrar a ese lugar a recibir las enseñanzas
más elevadas. Dentro brilla una luz (la chispa divina), y el despertar esa chispa
con todo su potencial supone la más gloriosa de las iniciaciones.
Una vez recibida, esa luz se enciende, se expande en nosotros y nos transforma; y
los misterios de la vida se revelan y nuestra forma de vivir cambia. Ya no hay más
miedo, sólo un profundo deseo de servir, un sentimiento de eterna gratitud con el
Universo, un corazón compasivo y mucha alegría, y al fin sentiremos que todos y
todo somos UNO. ¡Qué así sea! Hermanos del Boletín
sábado, 5 de diciembre de 2020
EDITORIALNoviembre/Diciembre 2015
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