" El
mundo no se va a acabar sino que va a transformarse,
pero
a partir del esfuerzo individual de cada uno de ustedes.
El
sistema tal como lo conocen, eso sí va a terminal, al igual
que
las grandes organizaciones religiosas, porque es bueno
que
todo cuanto divide y separa desaparezca, y más bien se
llegue
a la convivencia fraterna en lo esencial, a la unidad en
la
diversidad.
Las
profecías no han sido dadas para que se cumplan sino
para
que no se cumplan. El futuro es anunciado para ser
modificado,
actuando dichas profecías como una advertencia
de
cúanto podría ocurrir si no ponen énfasis al cambio
personal
y colectivo.
Si
el destino fuese algo prefijado e innamovible,
dónde
estaría el amor de Dios y lo más sagrado que nos ha
dado
como es la libertad, el libre albedrío? Todo sería una
terrible
manipulación de una entidad sádica, deseosa de ver
sufrir
sin sentido a su criaturas.
Y
en cuanto a la guerra o batalla final, debe de ser librada
primero
dentro de cada uno, así cuando lleguen a vencerse
a
ustedes mismo, lo más probable será que las sombras de la
guerra
en el mundo se habrán desvanecido, y por qué no
también
en el universo.
No
será viable un perdón cósmico, si antes no estamos
dispuestos
a perdonarnos a nosotros mismos y aceptarnos
tal
como somos, porque sólo así podremos aceptar y perdonar
a
los demás que nos rodean. Y es que el resentimiento y el
rencor,
como el sentimiento de culpa y la frustración, están
envenenando
la vida de las personas, fabricándonos
enfermedades
de origen vibratorio que están acabando
con
nuestras existencias."
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