En los años 50, cerca del observatorio del monte Palomar se encontraba el “Palomar Garden´s” un restaurante-hamburguesería propiedad de un imigrante de origen polaco, George Adamski. De cabellera canosa, rostro enjuto, mediana estatura y tez muy blanca, tenía una edad indefinida situada entornó a los 70 años. Fue voluntario en la 1° guerra mundial, luego se vínculo a la Sociedad Teosófica, se interesó por la filosofía y la astronomía. Utilizaba dos telescopios, uno de 6 y otro de 15 pulgadas, cada uno con cámara fotográfica adaptada. Paso muchos años de su vida esudriñando el cielo y llegó a fotografiar varios OVNIs; Adamski realizó un “dossier” con fotos que envió a la Wright Patterson Air Force Base, en el dossier se incluían 12 fotos de naves nodrizas (tipo cigarro) y discoidales (cápsulas de aterrizaje). Poco después la prensa se enteró de su existencia; fueron a visitarlo y elaboraron un artículo plagado de ofensas y mentiras. Sin embargo, otros si le creyeron, su fama creció y atravesó las fronteras de EEUU. La propia reina Juliana de Holanda lo recibió y otro tanto hizo el Papa Juan XXIII.
Su vida se extinguió en 1965, las conferencias, ruedas de prensa, etc. descastraron su corazón, aparentemente, sólo aspiraba a investigar y ser contactado por OVNIs.
Pero lo más interesante en la vida de Adamski le sucedió el 20 de Noviembre de 1952 en el desierto de California; desde hacia varios días sentía una persistente voz interior que le decía que iba a tener un contacto son seres extraterrestres. Mientras se adentraba solo en el desierto, provisto de una cámara “brownie”, tras caminar unos cientos de metros se detuvo y permaneció en silencio. Poco después, apareció una figura que gesticulaba indicándole que se acercara; se trataba de un ser maduro y con rasgos humanos. Lo describió como “un ser que sobrepasaba cualquier cosa que haya visto antes, infundiéndome un infinito sentimiento de comprensión y bondad”.
Al tenerlo frente a él, aquel ser le tendió la mano y pasó su palma sobre la de Adamski, apretando ligeramente. Para muchos autores, ese acto supuso el primer contacto físico con una entidad extraterrestre. El método de comunicación fue el telepático reforzado con signos con las manos, era
como si el ser lograra escribir directamente en el cerebro de Adamski, penetrar en él e insertar el mensaje.
En contactos posteriores, el “venusiano” (ya que decía provenir de Venus), trasmitió a Adamski conocimientos técnicos avanzados y desconocidos para la Tierra, que asombraron a los científicos.
Entre las cosas que le contaba el extraterrestre, figuró la extraordinaria revelación que muchas civilizaciones extraterrestres visitaban la Tierra desde tiempos remotos y que todos los planetas del Sistema Solar, sin excepción, se encontraban habitados.
También el ser le mostró el vehículo en el que había llegado al planeta, una pequeña nave de forma circular hecha de un material de extrema dureza y traslúcido. El sistema de propulsión de la astronave lo constituía una gran lupa situada en el centro de la cúpula y qué desprendía una extrema luminosidad.
A este 1° contacto, siguieron otros 9 más, y en esas ocasiones Adamski pudo viajar en la nave extraterrestre. La Era de los contactados acababa de empezar.
(Extracto “Revista Descubrir”)
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