Un hombre susurró: Dios habla conmigo.
Y un ruiseñor comenzó a cantar
Pero el hombre no oyó.
Entonces el hombre repitió
Dios, habla conmigo
Y el eco de un trueno, se oyó
Más el hombre fue incapaz de oír.
El hombre miró alrededor y dijo:
Dios, déjame verte
Y una estrella brilló en el cielo.
Pero el hombre no la vio.
El hombre comenzó a gritar:
Dios, muéstrame un milagro
Y un niño nació.
Mas el hombre no sintió el latir de la vida.
Entonces el hombre comenzó a llorar y a desesperarse:
Dios, tócame y déjame saber que estás aquí conmigo....
Y una mariposa se posó suavemente en su hombro.
El hombre espantó la mariposa con la mano y desilusionado
Continuó su camino, triste, solo y con miedo.
Hasta cuando tenemos que sufrir para comprender que Dios está siempre donde está la vida. Hasta cuando mantendremos nuestros ojos y nuestros corazones cerrados para los milagros de la vida que se presentan diariamente en todo momento.
miércoles, 26 de noviembre de 2014
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