La
Madre contiene en sí los elementos básicos para nuestra
subsistencia. Ellos son conocidos como los Elementales. Estos seres
fueron creados para servir a la humanidad a través de su propio
elemento.
Las
Salamandras
a través del Fuego.
Las Ondinas
a través del Agua.
Los Silfos
y las Hadas
a través del Aire.
Y los Gnomos
a través de la Tierra.
Con su labor y el uso de sus propias vidas, estas criaturas nos proveen con la envoltura carnal que llevamos, en el agua que bebemos, los alimentos que ingerimos, el aire que respiramos y todo lo demás que precisamos para mantenernos sobre este hermoso planeta. El Plan divino resolvió que el Hombre debe ser servido por amor, pero que a su vez, a medida que creciera, derramase a su vez Amor, Gratitud y Bendiciones a todos sus hermanos que lo han acompañado en este periplo de reconocimiento de la Esencia en si mismo.
Estos seres son creación del ingenio de la Madre, que como buena representante del género femenino, se las rebusca para darle todo lo necesario a sus hijos, para que no nos falte nada, limpiando los aires de los polutantes de las fábricas y de los motores de los vehículos; descontaminando las aguas de los desperdicios que le derramamos; regenerando la tierra de las inmundicias que le tiramos, así como transmutando con el fuego, (energía violeta) las impurezas y los miedos de la masa mental y emocional colectiva que conforma su aura planetaria.
Gaia por medio de las acciones de sus ángeles transformadores y creadores, nos invita a observar su ejemplo para que lleguemos a imitarlos. Más esto solamente será posible cuando el Hombre despierte su aspecto complementario, el femenino, y descubra en él a la misma Naturaleza.
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