La tradición irlandesa tiene bellas historias sobre personas que mueren y se encuentran con sus viejos amigos. Mairtin Cadhain escribió una hermosa novela, Crj na Cille, sobre la vida en un cementerio y lo que sucede entre las personas enterradas en él. En el mundo eterno, todo es uno. En el espacio espiritual no hay distancia. En el tiempo eterno no hay separación entre el hoy, el ayer o el mañana. En el tiempo eterno, todo es hoy; el tiempo es presencia. Creo que éste es el significado de la vida eterna: una vida donde todo lo que buscamos: bondad, unidad, belleza, verdad y amor, no están lejos de nosotros, sino presentes en toda su plenitud. R.S. Thomas escribió un hermoso poema sobre la concepción de la eternidad. Es deliberadamente minimalista en su forma, pero muy poderosa:
Creo que tal vez
estaré un poco más seguro
de estar un poco más cerca.
Eso es todo. La eternidad
es comprender
que ese poco es más que suficiente.
Kahlil Gibran explica que la unidad en la amistad que llamamos anam cara derrota incluso a la muerte:
«Nacisteis juntos y juntos estaréis por siempre. Estaréis juntos cuando las alas blancas de la muerte esparzan vuestros días. Oh, sí, estaréis juntos incluso en el silencioso recuerdo de Dios».
Me gustaría terminar este capítulo con una bella plegaria escrita en Persia en el siglo XIII.
Algunas noches quédate despierto
como suele hacer la Luna para el Sol.
Sé un cubo lleno, alzado
del fondo oscuro del pozo.
Algo abre nuestras alas, disipa el dolor.
Llenan la copa que tenemos delante,
sólo probamos lo sagrado.
Del “libro de la sabiduría Celta”
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