jueves, 5 de enero de 2023

EL PRINCIPIO DEL FUTURO : EL PROYECTO DIANA , CARRERA ESPACIAL

 

 




Durante la I Guerra Mundial, incluso antes de que EE.UU. entrara en la contienda, el fuerte fue puesto en estado de “emergencia limitada”. Paralelamente, el Cuerpo de Señales fue adquiriendo mayores dimensiones con el desarrollo de nuevas instalaciones, como Camp Evans. En Fort Monmouth se crearon los primeros equipos de transmisión transoceánica. Twin Lights fue uno de los experimentos pioneros en este campo. Consistía en comunicar torres de antenas a través de ondas hertzianas. Con tal fin el inventor italiano G. Marconi estableció en el cercano condado de Wall un centro de recepción de señales de código Morse trasatlánticas –el “hotel Marconi”– abierto las veinticuatro horas. Se sentaban así las bases del futuro.



Mucho tiempo después, el 25 de enero de 1946, los estadounidenses se despertaron con el siguiente titular: “Finalmente, el hombre ha logrado salir de su propio planeta”. La noticia se refería a que por primera vez una señal de radar había rebotado en la Luna. Pero el Proyecto Diana, una iniciativa de carácter militar, se había desarrollado en el más estricto de los secretos y solo se hizo público cuando su éxito estuvo confirmado. Todo había empezado debido a la obsesión del Pentágono con un posible lanzamiento de misiles enemigos contra Estados Unidos y gracias al tesón de un radioastrónomo aficionado llamado John Dewitt.
Ávido lector de Julio Verne, Dewitt estaba fascinado con la Luna desde pequeño. Con la ayuda de su hermano había construido varios telescopios y ya en 1935 había intentado recibir señales de la Vía Láctea, algo que finalmente lograría Kart Jansky al conseguir detectar el ruido de radio emitido por esta. A finales de la II Guerra Mundial Dewitt fue elegido director del Laboratorio de Señales de Radar de Camp Evans con el cargo de teniente coronel. Antes había desarrollado algunas técnicas de radar para localizar morteros y redirigir sus proyectiles en las contraofensivas. Recordemos que durante aquellos años los experimentos científicos tenían prioritariamente carácter militar.

En 1946 Dewitt y sus colaboradores obtuvieron por primera vez ecos de la Luna a través de ondas de corta frecuencia. Usaron para ello el radar modificado de 4 Kw en la frecuencia de 111.5 Mhz. Las comunicaciones por rebote lunar utilizando nuestro satélite como reflector pasivo (espejo) supusieron un auténtico hito en la carrera espacial. Aunque habría que esperar a las misiones Apolo estadounidenses para medir las distancias a la Luna con errores de escasos metros, lo cierto es que EE.UU. había entrado en la era de la conquista espacial casi sin saberlo.


 

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