Durante la I Guerra Mundial,
incluso antes de que EE.UU. entrara en la contienda, el fuerte fue
puesto en estado de “emergencia limitada”. Paralelamente, el
Cuerpo de Señales fue adquiriendo mayores dimensiones con el
desarrollo de nuevas instalaciones, como Camp Evans. En Fort Monmouth
se crearon los primeros equipos de transmisión transoceánica. Twin
Lights fue uno de los experimentos pioneros en este campo. Consistía
en comunicar torres de antenas a través de ondas hertzianas. Con tal
fin el inventor italiano G. Marconi estableció en el cercano condado
de Wall un centro de recepción de señales de código Morse
trasatlánticas –el “hotel Marconi”– abierto las veinticuatro
horas. Se sentaban así las bases del futuro.
Mucho tiempo después, el 25 de
enero de 1946, los estadounidenses se despertaron con el siguiente
titular: “Finalmente, el hombre ha logrado salir de su propio
planeta”. La noticia se refería a que por primera vez una señal
de radar había rebotado en la Luna. Pero el Proyecto Diana, una
iniciativa de carácter militar, se había desarrollado en el más
estricto de los secretos y solo se hizo público cuando su éxito
estuvo confirmado. Todo había empezado debido a la obsesión del
Pentágono con un posible lanzamiento de misiles enemigos contra
Estados Unidos y gracias al tesón de un radioastrónomo aficionado
llamado John Dewitt.
Ávido lector de Julio Verne, Dewitt estaba
fascinado con la Luna desde pequeño. Con la ayuda de su hermano
había construido varios telescopios y ya en 1935 había intentado
recibir señales de la Vía Láctea, algo que finalmente lograría
Kart Jansky al conseguir detectar el ruido de radio emitido por esta.
A finales de la II Guerra Mundial Dewitt fue elegido director del
Laboratorio de Señales de Radar de Camp Evans con el cargo de
teniente coronel. Antes había desarrollado algunas técnicas de
radar para localizar morteros y redirigir sus proyectiles en las
contraofensivas. Recordemos que durante aquellos años los
experimentos científicos tenían prioritariamente carácter
militar.
En 1946 Dewitt y sus colaboradores obtuvieron por
primera vez ecos de la Luna a través de ondas de corta frecuencia.
Usaron para ello el radar modificado de 4 Kw en la frecuencia de
111.5 Mhz. Las comunicaciones por rebote lunar utilizando nuestro
satélite como reflector pasivo (espejo) supusieron un auténtico
hito en la carrera espacial. Aunque habría que esperar a las
misiones Apolo estadounidenses para medir las distancias a la Luna
con errores de escasos metros, lo cierto es que EE.UU. había entrado
en la era de la conquista espacial casi sin saberlo.
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